sábado, 29 de marzo de 2008

Meta literatura.

Roberto Bolaños, mi fiel amigo y consejero, acompañado de un extravagante hombre, Villas Matas, me citaron en el hotel Lloret de La Rambla.

Fui tímido, eran el 5 de enero de 2003 y las luces navideñas aún dominaban la Plaza Cataluña, desde el piso alto, donde estaba la cafetería esperaban a que llegara.
Villas-Matas era displicente con la mirada, Roberto siempre alcoholizado, fue más generoso.

Cuento esto porque son mis maestros de la meta-literatura, para un ser ignorante como yo, la meta literatura es utilizar nombres de personas reales, que vomitan y respiran, colocarlas en situaciones de ficción y desarrollar una historia alrededor de sus vidas.

Por lo tanto todo aquel que se de por aludido por mis ensayos, sin ser mencionado, padece el proceso mental de la proyección o identificación con la culpa, la cual es tan antigua como el psico-análisis, del cual no soy para mi fortuna el responsable.

Hace algunos años apareció del libro Fahrenheit 451, más tarde la película, esto no es una disculpa, sino una exaltación a la libertad y magia que tienen las palabras.
Podrán callar todos mis orificios, incluso dejaré que reinen sobre los sistemas, y las actitudes de supremacía.

Pero señores míos, aunque termine siendo un indigente, jamás voy a pedir perdón por algo que escriba, o una idea que me corroa.

Tengo un lector o lectora con un claro “tufo” de perfeccionistas que se encarga de criticar mi ortografía, y os daré un consejo, si quieren que calle no me quieten el sustento, ni con hilo de cabellos cuezan mi boca, lo mejor es cortarme las manos, no sabe el mefistofélico binomio que puede llegar a ser mis manos y mi cerebro, sobre todo el lado derecho.

Como diría C.S.K

“” Muerta, pero de pie: Como los árboles””

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