lunes, 19 de marzo de 2007

Un poema estúpido




Necesito un trago de tierra,
para limpiarme la boca,
Quiero un calcetín descocido
que suponga mi guardarropa.

Dame lo que la gente quiere:
Hiel para el desayuno.
Briznas de estiércol en la sopa.
Palabras que no han oído
y orejas de burra loca.

Dame herramientas de plástico,
Escaleras de gelatina
y sortilegios de esponja.

Dame talento, dame olvido, respiración e ignorancia.
No olvides quitarme la ropa y horadar mis huecos cerrados

Dame, Dame
Porque yo no te daré nada.

1 comentario:

Fackel dijo...

Dar a cambio de nada, ¿será fecundo o astringente? Pero al menos se rebela contra ese toma y daca generalmente existentes, contra la contraprestación que nos convierte en objeto, contra la compraventa admitida. Es tan difícil encontrar por el mundo gente que da algo a cambio de nada. ¿Existen todavía los amateurs, de los que hablaba Roland Barthes, los que se definen por el viejo latín (de amator, dar algo sin que medie precio, ni rubato, ni transacción) Simplemente dar por el placer de entregar un esfuerzo de sí mismo y obtener el placer de la realización de una obra, por pequeña que sea ésta...

Saludos vitales.