miércoles, 21 de febrero de 2007

El juglar

Un falso espejo me protege, tras el estoy yo, y para mí es una amplia ventana a este mundo, extraña la acción de vivir.
Siento en el aliento, todo tipo de olores, y disfrazadas de corderos las personalidades hacen un pase triunfal frente a mi espejo. Yo he decidido ser observador de la vida. Distanciarme de ella, vivirla con sus condiciones y perderme entre sus mentirosos laberintos.
Lo más espantoso de la vida es la vida misma en sí, el hombre: cabal animal, repleto de neuronas y microcircuitos que los ordenadores intentan emular, no es más que un organismo tan flamante, por ende es cenizas, y retro-alimentación. Llevamos siglos alimentándonos de nuestra propia mierda, y encima nos agrada.
Hoy soñé que estaba en una recepción con unos reyes, ellos me daban de beber en una copa, tan grande como siempre imaginé que de esa forma es el Santo Grial, el líquido era blanquecino, un juglar enano me sonrió y me dijo: No es sangre, sino el plasma de la sangre del Señor.


Mi profundo yo masculino lo bebió embelesado.

1 comentario:

Fackel dijo...

Redondo y genial tu texto. Lo tomo para mi antología personal de lecturas al vuelo. Deberías contratar a unos grafiteros -con buena caligrafía, eso sí- y ponerlo en un muro de tu ciudad favorita ...o simplemente paciente.