jueves, 22 de febrero de 2007

Elegía a los muertos, a todos... .


Recibo la noticia de que un hombre ha muerto. Es decir, para todos aquellos que piensan que su humanidad es perpetua, un hombre ha dejado de existir. Pienso: Un muerto más y sigo viendo al otro lado del espejo, en un lugar que me pagan para ello.

Salgo del abismo que crea la inmortalidad de estar oculto, viendo rostros que se reconcilian frente a mí cara, bebo, porque soy de líquidos, agua, cerveza, alcohol, esperma. Y después me entero que el humano murió, en los rieles que están justo frente a mi casa, los mismo que día a día me acercan a la más lograda de mis mentiras.

Entonces, oprimo mis antebrazos contra el estómago, porque el espíritu del muerto, esta buscando alojamiento en mi barrio.

Tengan cuidado con la muerte, a veces llega porque aunque no la deseamos directamente, nuestro subconsciente la busca arduamente.

Que pergamino es esto del final de "mente¨ en las palabras.

AHORA ESTORNUDO.

Me llama Alejandro, y le cuento la historia del occiso, y Jodorosky me dice: Tranquilo, aún estas por explotar.

1 comentario:

Fackel dijo...

Estimado DM, el destino pone muertos todos los días de nuestra vida a nuestro lado, unas veces los vemos, otras los vemos y hacemos como que no, otras no aceptamos que están muertos, en fin, no es la muerte lo aflictivo, sino la demencia que anticipa gratuitamente la muerte de los hombres, ese trapasar el borde de cualquier límite físico, la necedad de no palpar nuestras posibilidades, el silencio de las cobardías, la enajenación abyecta de nuestros abandonos e ignorancias, todo se vuelve más líquido con la muerte de un hombre, todo más inseguro, la muerte es la incapacidad, la propia y la ajena, la individual y la tribal, la de las religiones y la de los Estados, y siempre peguntando como aquel viejo film...mort où est ta victoire?, sin saber muy bien si la victoria o la derrota forman parte de la vida de los hombres o si sólo es la ensoñación del azar que nos produce...