sábado, 17 de noviembre de 2007

Hojarascas muertas Vol.IV



Lo siento hoy les transcribiré algo del pasado, estoy sumergido en una placentera ausencia de creatividad.

Datado el 27 de noviembre de 1999, en la legendaria ciudad castellana de Valladolid.

Hace tres días que tengo de visita en casa, a dos escritores muy conocidos.
Uno es portugués y coloqué una cama supletoria al lado de la mía.
El otro es mexicano, lo mantengo de pie durante la noche, y duerme de día en mi cama caliente.
El luso me tiene absorto, embebido en él, lo sigo por todos los rincones de mi casa, él cómodamente sentado en mis manos.
De apellido Pessoa, ha cogido la manía de lavarme la cara con dioxina.
El escritor mexicano es Carlos Fuentes, permanece siempre estático, todo lo observa, tengo que moverlo de sitio como si fuera un mueble. Cuando habla conmigo: Hace hincapié en que debo mantenerme alejado del portugués, que un buen día, arrojara mi cuerpo del piso once donde vivo. Teme sobre manera que el desasosiego del trémulo y gris portugues, impregne mi plasma. En el fondo sabe que ya lo hizo.
Fuentes en una esquina habla tanto de Frida como de una novela, que le ronda la cabeza, desarrollada en el año 2020. Idealiza un nuevo México, menos racista y despierto al progreso.
Pessoa se burla, fumando en mis manos y dejando caer las cenizas por doquier, descaradamente.

Hoy he decidido quemarlos.
Los cambiaré de sitio.
Cada uno de ellos en un extremo de mi mundo.

Están comenzando a sacar mi talento de quicio.

Uno bebe Oporto
el otro mezcal... .

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gustóme su imaginativa descripción. Es una buena línea de trabajo. Gracia.

Diego Montoya Avilés dijo...

Las l�neas de trabajo, para que sean ver�simoles, tienen que ser folladas, cagadas o v�mito provocado.

No hay nada de mi que te puedas llevar, ya me lo com� todo.