Lo cual es evidente, ahora que llego al umbral de los 38, mañana los 39 y de repente los 40.
Que somos los adversarios del cielo, dejo paso a la paciencia y mis pretensiones merman, bajan y suben, acongojadas se contraer y vomitan el mismo cielo azul que las vio nacer.
Y otra vez la luz, gas de luz, incontinencia verbal, dolor dentro del pecho por todas las muertes, de todos los muertos, los míos y los ajenos.
Quería agradecer sus cartas, y sobre todo decirles que no se esfuercen en ser originales, todas las palabras están dichas, y yo no necesito lisonjerias para vivir.
domingo, 5 de agosto de 2007
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