martes, 11 de diciembre de 2007

Las sopas de Malta.


Salgo de casa, veo los mismo edificios, tienen ese ¿Qué se yo?
Lo de siempre en la calle, el tranvía y sus polizontes.

Salgo de casa y espero la banderita de taxi libre, observo las tres luces del semáforo.
Cojo un taxi, voy al aeropuerto, trepo en un avión, quiero besar la luna, ver algún astronauta, pero no es así. Nada existe fuera de mí.

Voy al centro del Mediterráneo, un destino final, como escogido en una partida de cartas: Malta.
Un terraplén de salvación entre Europa y África.
La pisoteada Malta, con Gozo y Comino: Dos islotes: Cominetto y Filfla tan insignificantes que no figuran en los mapas del mundo.

Me encuentro sin dormir en La Catedral de San Juan, impresionado por la riqueza de los Maestres de la Orden de San Juan: "Los Caballeros de Malta", a la par pienso en el estrecho sitio donde viven 400,000 seres humanos, 27 kilómetros de largo por 14 de ancho. Hacinados y todos conocidos: Irremediablemente pregunto: ¿Cuál será la tasa de suicidios de la población?

Entro a la Catedral y descubro a Caravaggio: Rebelde, ambicioso, llamado el Shakespeare de la pintura. Decidido a someter sus lienzos al imperio de la verdad, por más horrorosa que pareciera en esa época. (La verdad y la Orden de Los Caballeros de Malta, no hicieron nunca buenas migas)
Entras a la sala del Maestro, y majestuoso, intacto y dramático te recibe el lienzo "La degollación de San Juan Bautista". La otra obra, genial es el "San Jerónimo" más famosa por haber sido robada de la misma catedral a finales del siglo pasado, que por si misma.
El Santo escribiendo en su celda, traduciendo la Biblia, el anciano protagonista del cuadro, es lo único luciente y vivo, despojado de sus atuendos de Gran Cardenal enrollados a su cintura, torso desnudo y enclenque, profundamente concentrado. Se aprecia una Cruz de Malta, un cráneo, y sin explicarme, porque no conozco las palabras adecuadas, sólo puedo decir, que el juego de la luz con el cuerpo del anciano es tan vital, que sin el, la obra sería una noche oscura.

Salgo de la Catedral, con mi ansiedad bulímica, tomó asiento en cualquier sitio de La Valleta y entonces comienzo a saber que Malta es el país donde las sopas son las más ricas del mundo.