viernes, 25 de mayo de 2007

Los niños invisibles... .

Debo reconocer abiertamente que la misantropía de la que estaba aquejado, va desapareciendo en mi nuevo trabajo, la belleza invisible, los saludos sin contestar y las ganas de saber más y más de ti.
Vamos por los pasillos y mi compañera que tiene un año masturbándose quiere comerse a los "niños invisibles" escogidos con tijera de Carmen Martín Gaite, y Simone de Bevoir (La de Sartre). Los niños no contestan, yo tengo la llave de sus labios cerrados, pero no me apetece pagar el precio de inútiles palabras, mi puerta estaba abierta para tan pocas personas. Sin embargo ahora estoy enamorado de los niños invisibles, cubiertos de un poder opaco y ajeno a ellos, sintiendo que controlan la ansiedad del poder, y haciendo cuentas para llegar a fin del mes que muere.

A veces veo cuerpo tirados en las portadas de los periódicos, amigas mías que han perdido todo, y digo ¿ Por qué? no podemos solucionar el mundo comiendo "niños invisibles"

Los niños invisibles tienen ganas de ser devorados, mas el sistema no se los permite.

Comerlos en secreto amiga y deja de masturbarte.

Eso es el nuevo concepto de la aceptación: si quieres llamalo deseo, amor, o tratado simbiotico.

Buen día

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