sábado, 9 de junio de 2007

La cuesta de Nagore.

La amona esta rosada, pasó toda la noche ayudando a una vaca a parir, Nagore esta asustada, normal cuando se anda en moto con miedo la eternidad.
La cuesta de Nagore, estaba limpia y afilada, entonces tuve que intervenir, pedir a los pestilentes vientos que la arroparan,y la dirigieran a un sitio seguro.
Aunque las personas se resistan a quererte siempre notas un atisbo de amor en la rancia prosapia, al final el plasma es quien manda.
Si todos fueran tan valientes, subieran la cuesta de Nagore.

2 comentarios:

desvaneos dijo...

recuerdos nocturnos
esperanzas sin tiempos
sentir sin querer
y
algo
más
con
la complicidad
de naúfrago
sin
nombre

Diego Montoya Avilés dijo...

que bonito