martes, 12 de diciembre de 2006

"Yo no quiero nada. Lo quiero todo"










Si tuviera que describir, meticulosamente cada una de las delicias que tienes, dentro y fuera, extrapolándose incesantemente al lado izquierdo del mío cerebro, muchas de ellas, nunca llegan tan arriba se quedan en mis vísceras.
Tus ojos son los únicos Príncipes herederos, de mi Reino, luego tus obras.
Tus manos son tan perfectas, parecen esculpidas por Miguel Ángel.
No quiero romper la gloria, (últimamente lo rompo todo) antes de hacerla (No verla) brillar en su máximo esplendor.
Estoy con los huesos doloridos y el talento adormecido. Síntomas inequívocos de que te estoy abortando por el escroto.
¡Lo olvidaba!
Estaba describiendo tus manos, a este lector ávido de verdades, cada una de tus venas, a las que llamo tus pequeñas traiciones. ¡Que manos más hermosas!

"En esta casa no se come verduras, ni mucho menos frutas"

Vuelvo, retrocedo en el tiempo con tu olor, todo en este país huele a ti, cuando salto las entradas principales de metro, cuando no me ducho, o me masturbo dejando impregnando mis calzoncillos por el semen.
Tu pelo grasiento, y las canas prematuras como niñas desvirgadas a los nueve años.
Al fin todo es tan cercano y opuesto, yo creo en ti, pero no creo en lo que profesas, en fin seré sincero por una puta vez: Yo busco en ti, de todo lo que creo carecer.

Poesía:
Un baño en tus ojos
El trampolín de tus pestañas.
Un minuto escuchando tu corazón latir.

Con sólo eso me conformaba.

Firma:
El carente de autoestima.

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